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viernes, 12 de agosto de 2016

Conceptuando Biomímesis I


El concepto de biomímesis (imitar la naturaleza a la hora de reconstruir los sistemas productivos humanos, con el fin de hacerlos compatibles con la biosfera) recoge básicamente esta estrategia, estudiar a la naturaleza, inspirarse en ella para crear nuevas tecnologías. Desde siempre el ser humano en su incansable búsqueda de la perfección, la mejor vida, el progreso ha estado, voluntaria o involuntariamente, tomando ideas e inspirándose en la naturaleza. Si nos ponemos a pensar nos vienen a la cabeza algunos ejemplos claros de que las palabras eficiencia y naturaleza van cogidas de la mano.

Casos como los tejidos impermeables, la fotosíntesis artificial, el velcro o tecnologías novedosas como los cristales anti aves, diseñados con un tratamiento ultravioleta asemejando las telas de las arañas y haciendo visibles los cristales a los pájaros pero invisibles al ojo humano. Las criaturas más trabajadoras de la naturaleza, las hormigas, han inspirado a un grupo de informáticos para crear un sistema de seguridad que recorren las redes informáticas buscando todo tipo de amenazas. Una vez detectada, se congrega en el lugar un ejército que elimina por completo el peligro.
Como hemos podido observar la biomímesis puede ser aplicada en todo tipo de campos y disciplinas. Centrándonos en el tema medio ambiental y más en concreto en el tema del tratamiento de residuos hay un proceso hoy en día poco valorado y explotado que si tuviera más importancia sería de gran ayuda.

La producción de residuos en España es aproximadamente de 2 kilogramos por habitante al día, cerca del 40 % de esta cantidad es materia orgánica que puede recuperarse y compostarse. Pensar en construir hoy en día grandes compostadores de materia orgánica para gestionar los residuos orgánicos de ciudades es utópico, a la par de costoso y de lento proceso. Separar toneladas y toneladas de basuras para extraer la materia orgánica sería un proceso de locos. Ahora bien, todo cambia si la separación en origen fuera eficiente, pero para eso aún queda camino por recorrer.
El compostaje a gran escala de momento no es viable en nuestra sociedad, hablando de compostaje de residuos orgánicos, ya que las compostadoras existentes recuperan los residuos vegetales de podas y lodos de EDAR. Así que los residuos orgánicos que proceden de viviendas familiares, de todo tipo de industrias o simplemente que acaban en los camiones de la basura tienen dos posibles salidas: acabar siendo incinerados con recuperación de energía o descansar eternamente en vertederos controlados, mezclados con todo tipo de plásticos, metales, maderas…etc.


La naturaleza lleva toda su existencia realizando esta técnica de manera constante, compostar a pequeña escala o a nivel doméstico es un proceso sencillo, económico y respetuoso con el medio ambiente.

La pregunta clave a responder sería: ¿Por qué es importante compostar? Al desarrollar esta técnica estamos revalorizando un residuo y reduciendo el volumen de nuestra bolsa de basura. El compost puede utilizarse para abonar las tierras de cultivo, los jardines y las macetas porque tiene perfectas cualidades fertilizantes y sustituye a los abonos químicos. Aumenta la cantidad de materia orgánica presenta, la capacidad de retener nutrientes y mejora las condiciones físico-químicas del suelo.

A nivel de ciudadano, una de las actuaciones prioritarias en gestión de residuos es la minimización de la generación de residuos. El ciudadano como consumidor puede cambiar algunos hábitos de consumo sencillos y de esta manera reducir los residuos que genera. Hay dos principios que puede seguir para adecuar su comportamiento: disminuir la cantidad de los residuos (Reducir, Reutilizar, Reciclar y Evitar) y facilitar el reciclaje de los residuos producidos (separación en origen). Claramente el compostaje entraría en la parte de reciclar.

Esta comunicación escrita está centrada en el compostaje de residuos orgánicos a nivel doméstico. Se mostrarán los pasos a seguir para poder compostar correctamente, los beneficios, cómo funciona el proceso químicamente y algo muy importante: qué podemos y qué no podemos compostar a nivel doméstico.

Proceso

El proceso de compostaje consiste en la degradación de la materia orgánica mediante su oxidación y la acción de diversos microorganismos presentes en los propios residuos. En presencia de bacterias aerobias la materia orgánica y el oxígeno se van transformando en compost, células nuevas y diversos compuestos como dióxido de carbono, agua, amoníaco, sulfatos y liberación de calor.
El proceso de la descomposición de la materia orgánica dura aproximadamente entre cinco y seis meses, y en dicho periodo se distinguen las siguientes fases: Fase de latencia y crecimiento (tiempo que necesitan los microorganismos para aclimatarse a su nuevo medio y comenzar a multiplicarse. Esta fase suele durar de dos a cuatro días y al final de ella la temperatura alcanza más de 50ºC. El valor de pH se encuentra en torno a 5,5). La Fase termófila (dura entre una semana y dos meses. La temperatura asciende hasta los 70ºC y proliferan todo tipo de microorganismos descomponedores y el pH sube hasta 8,5). La Fase de maduración (Periodo de fermentación lenta, dura hasta tres meses, el pH se estabiliza y aparecen hongos. Se agota la materia orgánica que aporta carbono y disminuye la actividad biológica)

Compostaje doméstico
Todas las personas que producen residuos de jardín tales como hierbas, césped, hojas, etc, tienen la posibilidad de compostar en su domicilio. Una superficie de 3 m² es suficiente para fabricar compost.
A esto se añade el grueso de población que posee en su vivienda un balcón o terraza en el que colocar tiestos con gran cantidad de plantas decorativas y que, por tanto, son susceptibles de usar compost. Este tipo de personas podrían hacer vermicompost, que es otra forma de compostaje que se hace utilizando lombrices rojos de California. Esta técnica permite también obtener un compost de muy buena calidad, pero en condiciones diferentes que el compostaje normal, principalmente la menor necesidad de espacio. Hacer compostaje en el propio domicilio es poco costoso, fácil y no provoca malos olores. Se puede usar el sistema de compostaje doméstico en pilas o diferentes tipos de recipientes. Con la compostadora, el procedimiento es aún más cómodo y fácil. El material estará mucho más resguardado de las inclemencias meteorológicas, evitando así que se reseque o humedezca demasiado el compost, y consiguiendo que mantenga mejor la temperatura. Visualmente también será más agradable.

Preparación del compostador
Los compostadores se pueden comprar o fabricar de forma casera; hay opciones más caras y más baratas; más imaginativos y más estéticos; cada cual tiene su compostador a su medida. Una cuestión importante a la hora de elegir un modelo u otro es el espacio que tengamos en el jardín. Es esencial que quepa bien en el jardín, que podemos trabajarlo bien y que mantengamos sus accesos y entornos limpios. La capacidad del compostador también dependerá de la cantidad de residuos orgánicos que generemos. El objetivo del compostador tiene que ser: Proteger el montón de materiales del agua de la lluvia, a la vez que retener la humedad y el calor interno, cubriéndolo con una tapadera, alfombra vieja o plástico. Tener paredes perforadas por orificios para permitir la entrada de aire, pero que no sean tan grandes como para que entre el agua de lluvia. No debe de tener base para estar en contacto con la tierra del jardín y permitir que los organismos del suelo penetren fácilmente en el montón.

Lugar del compostador
El compostador ha de colocarse sobre la tierra, nunca sobre cemento, asfalto o pavimento, para permitir a los organismos descomponedores presentes en el suelo la colonización del recipiente. Debe situarse en un lugar con sombra en verano y soleado en invierno. En verano, dadas las altas temperaturas presentes, el proceso de compostaje corre el riesgo de paralizarse al perder humedad. Por ello hay que colocarlo en lugar sombreado. En invierno, las características climáticas varían de forma que bajan las temperaturas a tal punto que en período de heladas el proceso se puede detener. Por ello conviene ayudarlo colocándolo en lugar soleado. La ubicación ideal es bajo un árbol de hoja caduca o una pérgola con vegetación que pierda hoja, de forma que esté a la sombra en verano y al sol en invierno. El lugar elegido debe permitir una manipulación y acceso al compostador fácil


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