martes, 30 de agosto de 2016
Biomímesis empresarial
La crisis ambiental que ya conocemos y que se nos sale cada vez más de las manos, nos lleva a preguntarnos a diario ¿cuál es el camino hacia esa sostenibilidad tan buscada, pero tan difícil de alcanzar?, ¿qué ideología debemos adoptar para el desarrollo humano, pero que sea en armonía con nuestro mundo natural?
Estoy seguro de que la clave está en esas dos últimas palabras: “mundo natural”. Nosotros somos naturaleza, somos parte de un ecosistema, pertenecemos a una comunidad biótica de miles de organismos de diversas especies que hasta ahora hemos tratado en gran parte como simples recursos para nuestro “bienestar” en lugar de verlos con respeto y admiración, como vecinos de un mismo hogar, como fuentes de conocimiento.
La biomimesis es una disciplina nueva que estudia las mejores ideas de la naturaleza y luego imita estos diseños y procesos para resolver problemas humanos. La idea central es que a través de los millones de años de vida de la Tierra y sus diferentes especies de habitantes, la naturaleza ha resuelto muchos de los problemas con los que nuestra civilización está luchando, como la energía, la optimización de materiales y el cambio climático por citar algunos ejemplos.
De esta forma, la biomimesis ve la naturaleza de las siguientes tres formas (Benyus, 1997):
Modelo. La biomimesis estudia los modelos de la naturaleza y luego emula estas formas, procesos, sistemas y estrategias para resolver problemas humanos.
La biomimesis es un estándar ecológico para juzgar la sostenibilidad de nuestras innovaciones. Mentor. La naturaleza es nuestra mayor fuente de conocimiento y de la cual debemos aprender para poder avanzar sosteniblemente como ella lo ha hecho desde siempre.
Si decidimos tomar la decisión de guiarnos por la naturaleza a la hora de realizar nuestros diseños en los diferentes campos, estas tres formas de ver al mundo natural son los principios esenciales que debemos seguir para desarrollar ideas innovadoras con soluciones naturales.
La práctica de la biomimesis puede estar guiada en dos direcciones diferentes: “de la biología al diseño” o “del diseño a la biología”. La primera ocurre cuando un fenómeno biológico sugiere una nueva manera de resolver un reto humano de diseño, como es el caso de la flor de loto, cuando luego de observar la morfología de sus hojas para mantenerse limpias, se diseñaron estructuras bajo el mismo concepto para edificios, de manera que estos se limpiaran con el agua de lluvia y así se ahorrara agua y materiales de limpieza, entre otros.
“Del diseño a la biología” es lo contrario a lo anterior, aquí se identifica un problema o necesidad humana, se determina la función básica que se requiere que el diseño desempeñe y luego se investiga cómo varios organismos o ecosistemas están logrando esa función.
Un ejemplo de este proceso es el estudio de cómo las hojas capturan la energía solar, para aplicar este principio al desarrollo de celdas solares de tamaño molecular. Pero ¿cómo podemos desarrollar todas esas ideas de una manera científica y objetiva? Carl Hastrich, diseñador industrial y asociado de “The biomimicry guild”, creó el “Diseño en Espiral”, metodología que sirve para ayudar a los innovadores a usar la biomimesis para “biologizar” el reto y luego evaluar el diseño para asegurarse de que este imita fielmente la naturaleza.
Este método consta de los siguientes pasos:
Identifique la función que quiere que el diseño cumpla.
Traduzca la función del diseño en funciones llevadas a cabo en la naturaleza.
Observe y encuentre los organismos que están más retados por el problema que usted trata de resolver, pero que no están afectados por él.
Emule las soluciones naturales aprendidas en el paso anterior para su diseño.
Evalúe su diseño.
Siguiendo esos pasos, usted podrá contar con un diseño que tiene un concepto aplicado y probado durante millones de años, mejorado por la selección natural e ingeniado para adaptarse de la mejor manera.
Aprendamos de la naturaleza, démonos un tiempo para ver lo que hemos dejado de ver, interesémonos en nuestro medio, volvamos a pertenecer a la comunidad de vida donde solo se puede convivir de manera respetuosa y pacífica con los demás miembros y sus generaciones.
viernes, 26 de agosto de 2016
Yoga - La inspiración Natural
El yoga (del sánscrito yoga ‘unión’) se refiere a una tradicional disciplina física y mental que se originó en la India. La palabra se asocia con prácticas de meditación en el hinduismo, el budismo y el jainismo. Según sus practicantes, el yoga otorga como resultado:La unión del alma individual con la divinidad (Brahman, Shiva, Visnú, Kali, etc.), entre los que tienen una postura religiosa de tipo devocional.
La percepción de que el yo es espiritual y no material, entre los que tienen una postura espiritualista.
El bienestar físico y mental, entre los que tienen una postura racionalista (atea oagnóstica). La palabra española «yoga» proviene del sánscrito yoga, que a su vez procede del verbo yuj- (en AITS): colocar el yugo [a dos bueyes, para unirlos], concentrar la mente, absorberse en meditación, recordar, unir, conectar, otorgar, etc. El verbo yuj- es un cognado de la misma raíz indoeuropea de los términos castellanos «yugo» y «conyugal».
El arqueólogo británico sir John Marshall descubrió en Mohenjo-Daro (Pakistán) un sello con figuras, datable hacia el siglo XVII a. C., de la cultura del valle del Indo. En 1931 publicó su interpretación imaginando una supuesta criatura antropomorfa con cuernos, en una posición sentada con las piernas cruzadas. Marshall elaboró tres hipótesis, aún no confirmadas.
El varón sentado sería el dios hinduista Shiva.Como está rodeado por un rinoceronte, una vaca, un elefante, un tigre y un ciervo, Marshall afirmó que se trataba de Shiva como «Pashupati» (‘señor de las bestias’) y con ese nombre bautizó al sello.El varón ―sentado con las piernas cruzadas― estaría practicando una postura de yoga; por lo tanto el yoga tendría por lo menos 35 siglos de antigüedad.
Otros escritores occidentales ―entre ellos el historiador de las religiones Mircea Eliade (1907-1986), y Georg Feuerstein― creyeron que esa proposición era suficiente prueba de que en la cultura del Indo se conocía el yoga. En realidad se desconoce si una persona retratada en un sello, sentada con las piernas cruzadas, está practicando «una forma primitiva de yoga» (Feurstein, 1979). En cambio, los hinduistas sostienen que el yoga es eterno (anādi: ‘sin comienzo’) y siempre existió. En el hinduismo, se la cuenta como una de sus seis doctrinas ortodoxas.
Estas doctrinas (y sus respectivos fundadores o principales referentes históricos) son:
- yoga (de Patañjali).- vedānta (de Vyāsa).- sāṃkhya (de Kapilá).- pūrva mīmāṃsā (de Jaimini).- nyāya (de Gautama Akshapada).- vaiśeṣika (de Kaṇāda).
martes, 16 de agosto de 2016
Conceptuando Biomímesis II
Materiales para compostar
Prohibido compostar: Heces de perros y gatos, revistas ilustradas, ceniza de carbón mineral, pañales desechables, compresas, restos de aspiradora, filtros de cigarrillo, tejidos sintéticos y maderas tratadas con barnices o aglomerados. Materiales a evitar: Carnes y pescados, productos lácteos, papeles de periódico, productos cocinados con grasas, productos que contengan levaduras.
Materiales compostables: Restos de comida como verduras, frutas, cáscaras de huevo, posos de café o infusiones, restos de poda y jardín, hojas secas, paja y restos leñosos, césped, ceniza de leña, tejidos naturales, serrín, pelo, uñas, papel o cartón, servilletas y estiércol o heces de animales herbívoros.
Preparación de los materiales
Los materiales seleccionados se han de acumular durante el tiempo necesario hasta conseguir un volumen grande, suficiente para llenar al menos la mitad del compostador.
Sin el volumen mínimo, el proceso no dará comienzo. Una vez seleccionados los materiales hay que tener en cuenta el tamaño de los mismos. No deben de sobrepasar los 10 cm de tamaño. Para ello, lo ideal, es triturarlos con una máquina trituradora de restos vegetales. El tamaño de los materiales incide directamente en la velocidad de descomposición de los materiales.
Pasos a seguir
Primero procederemos a la colocación de una base de material leñoso. Se pueden colocar tanto una capa de ramas como una base de paja. El grosor adecuado sería entre 10 – 15 cm de anchura. La función de esta base es la de facilitar la circulación de aire dentro del compostador evitando la compactación de los materiales recién introducidos. Estas ramas van a presentar un proceso de descomposición muy lento.
El siguiente paso será el primer llenado de materiales, introducción de los materiales previamente mezclados. Se trata de realizar una mezcla de materiales frescos y secos, es decir, materiales con alto contenido de humedad y materiales sin contenido de agua. Esta mezcla ha de ir en una proporción determinada de 2:1 (dos partes de materiales frescos por una de secos).
En el primer llenado de la compostera hay que asegurar una cantidad mínima para que le proceso se pueda iniciar. El volumen mínimo corresponde a la mitad de la compostera. El llenado óptimo sería 2/3 del volumen total.
Con el paso del tiempo hay que incorporar regularmente materiales, Después del primer llenado de la compostera se procederá a añadir los distintos materiales que se generen siempre siguiendo el mismo procedimiento: mezcla de materiales húmedos y secos en proporción de 2:1.
En el caso de que no se disponga de materiales húmedos (en función de la época del año) bien no se añade material seco y se deja acumulado en otro lugar hasta conseguir material húmedo o bien se añade el material seco únicamente y después se le aplica agua. En el caso de no disponer de material seco se podrá sustituir por papel o cartón troceado (exento de tintas).
Mediante la mezcla de materiales húmedos y secos hay que lograr una relación C/N adecuada.
Es conveniente remover en cada aportación el material nuevo con el material anterior. También conviene cubrir los materiales con mayor contenido en agua, como los restos de comida, con material seco o bien enterrado para evitar la proliferación de moscas de la fruta y ayudar a mantener las condiciones óptimas de temperatura. Aparte de material seco se puede cubrir con una fina capa de tierra vegetal.
Para acelerar o activar el proceso se le puede añadir un activador. En el mercado existen este tipo de productos pero en la naturaleza también tenemos activadores naturales como el estiércol o el propio compost.
Por último retiraremos el compost y lo cribaremos. La duración estimada del proceso de compostaje es de 4 a 6 meses. Transcurrido ese tiempo y comprobando que el compost ya está hecho se procede a la retirada del mismo. Por la parte de abajo del compostador y con la ayuda de una pala se extrae el material ya compostado.
Utilizando una criba o un tamiz se separa el compost de los materiales todavía no descompuestos. El tamaño de luz de la criba conviene que sea entre 0.5 y 1 cm. Cuanto menor sea el tamaño más fina será la textura del compost. El compost ya cribado es un producto estable. Cuanto mayor sea el tiempo de maduración del mismo más estable será el producto. El compost debe dejarse reposar durante 15 días antes de aplicarlo al suelo como abono. Así se consigue que todos los posibles organismos que aún contenga puedan desaparecer.
Se almacena en un saco de tela preferentemente o de plástico con algún orificio.
Los restos aún sin descomponer se devuelven al compostador. En el caso de querer obtener compost fresco para aplicarlo como acolchado no hace falta cribarlo.
Tiempos de descomposición
Se pueden clasificar los materiales según su velocidad de descomposición, como materiales de rápida descomposición tenemos las hojas frescas, césped, malezas jóvenes, estiércol de animales de corral y el estiércol de ovejas y cabras. Materiales de velocidades medias o lentas tenemos productos como las frutas y verduras, paja, restos de plantas, flores viejas y plantas de macetas, desbroces de setos, malezas perennes y lechos de hámsters, conejos y otros animales domésticos herbívoros. Y por último materiales de muy lenta descomposición tenemos las hojas del otoño, ramas podadas, serrín y virutas de madera, cáscaras de huevo, cáscaras de frutos secos, lana e hilos naturales y los huesos de frutos.
Para saber cuando el proceso de compostaje ha acabado y podemos proceder a su retirada tendremos que observar ciertas peculiaridades, como por ejemplo que el montón desprenda un olor a tierra de bosque y no huela mal, los restos orgánicos de partida no sean visibles, cuando presente un aspecto homogéneo, grumoso y esponjoso y por último cuando tenga un color oscuro (negro o marrón oscuro), como la turba.
Pero no siempre el proceso se desarrolla correctamente, a veces por causas ajenas aparecen ciertas complicaciones que han de ser solucionadas para llegar al final del camino. A continuación citaré algunos posibles problemas que podrían aparecer, las causas y las soluciones a aplicar. Si el montón está muy húmedo la causa podría ser que se haya mojado por la lluvia y su solución sería meter un palo y ahuecar el montón o voltearlo y mezclarlo con material seco. Si por el contrario el montón está muy seco la causa sería el exceso de temperatura exterior o que abandonáramos el compostador en exceso y su solución añadir material fresco y regar el montón. Si huele a podrido se debe a falta de oxígeno y exceso de humedad, tendremos que voltearlo y añadir material seco. La presencia de moscas, larvas, hormigas, insectos nos indicará que tenemos un exceso de humedad y procederemos a voltear el montón y poner material seco.
Usos y aplicaciones
El compost fresco es aquel que ha tenido un período de maduración corto y en el que se aprecian materiales aún sin descomponer. Sería el material que podemos extraer del compostador al cabo de dos o tres meses. Se utiliza principalmente como protección ante los cambios de temperatura y de humedad, especialmente frente a las heladas. Además mejora las características del suelo y protege al mismo del crecimiento de hierbas “no deseadas”. El compost maduro ha tenido un tiempo de maduración largo y no presenta materiales sin descomponer. Se reconoce por su textura y su color oscuro. La textura es terrosa, y ya no se pueden distinguir restos de los materiales aportados en primer momento, excepto de aquellos de muy lenta descomposición (cáscaras de huevo, ramas, etc.). Su color ayuda a proteger de las heladas al atraer la radiación solar y además el aumento de temperatura que produce consigue alargar la estación de crecimiento vegetal. El compost maduro se utiliza sobretodo como fertilizante ya que aporta elementos minerales (nitrógeno, fósforo, calcio, etc.). Favorece la capacidad del suelo para retener agua. Para utilizar este compost se recomienda pasarlo primero por un tamiz de 0.5 a 1 cm de luz.
Como otros usos más profesionales y en grandes superficies tenemos la estabilización y regeneración de taludes, la preplantación de terrenos, la recuperación de terrenos empobrecidos, en selvicultura como sustrato para la reforestación, preparación de terrenos para nuevas plantaciones, utilización como sustrato y soporte orgánico en grandes superficies, preparación de campos de deporte y superficies de ocio: campos de golf, pistas de esquí, praderas artificiales, zonas verdes…, restauración de terrenos desnudos y restauración de áreas de vertederos incontrolados de restos de construcción y puntos negros, lucha contra la erosión: fijación del suelo, fijación de dunas, estabilización de terrazas, plantaciones extensivas de arboledas, abonado de praderas, formación de pantallas y barreras vegetales y aplicación de filtros de tierras para la retención de malos olores.
Como se ha podido ver compostar a nivel doméstico es sencillo, divertido y muy beneficioso tanto para nosotros como para la naturaleza. La historia humana puede contarse como la relación del hombre con su entorno, el permanente intento de someterlo a sus intereses, de dominarlo. Pero ha llegado el momento en esa historia de detener los abusos, los excesos, las agresiones injustificadas y la inconsciencia de nuestros actos.
Debe pactarse con la naturaleza, respetarla y mimarla para que podamos vivir nosotros y nuestros hijos en un entorno sano y no poner en peligro su equilibrio y el nuestro, que es el mismo.
Para acabar esta comunicación escrita sólo citar una frase que sin duda encaja perfectamente con la mentalidad del compostaje doméstico: “Piensa globalmente y actúa localmente”, porque estos esfuerzos se conocen como esfuerzos de base o de raíz y ocurren a nivel local y de forma voluntaria. Porque para cambiar el mundo y volverlo un sitio mejor y más habitable no hacen falta grandes proyectos o multimillonarias inversiones, sino que cada uno haga simplemente lo que pueda en sus casas, oficinas, en la calle o simplemente donde se encuentre, ya que un pequeño gesto con el medio ambiente no cuenta mucho, pero millones y millones de pequeños gestos ya es otra cosa.
viernes, 12 de agosto de 2016
Conceptuando Biomímesis I
El concepto de biomímesis (imitar la naturaleza a la hora de reconstruir los sistemas productivos humanos, con el fin de hacerlos compatibles con la biosfera) recoge básicamente esta estrategia, estudiar a la naturaleza, inspirarse en ella para crear nuevas tecnologías. Desde siempre el ser humano en su incansable búsqueda de la perfección, la mejor vida, el progreso ha estado, voluntaria o involuntariamente, tomando ideas e inspirándose en la naturaleza. Si nos ponemos a pensar nos vienen a la cabeza algunos ejemplos claros de que las palabras eficiencia y naturaleza van cogidas de la mano.
Casos como los tejidos impermeables, la fotosíntesis artificial, el velcro o tecnologías novedosas como los cristales anti aves, diseñados con un tratamiento ultravioleta asemejando las telas de las arañas y haciendo visibles los cristales a los pájaros pero invisibles al ojo humano. Las criaturas más trabajadoras de la naturaleza, las hormigas, han inspirado a un grupo de informáticos para crear un sistema de seguridad que recorren las redes informáticas buscando todo tipo de amenazas. Una vez detectada, se congrega en el lugar un ejército que elimina por completo el peligro.
Como hemos podido observar la biomímesis puede ser aplicada en todo tipo de campos y disciplinas. Centrándonos en el tema medio ambiental y más en concreto en el tema del tratamiento de residuos hay un proceso hoy en día poco valorado y explotado que si tuviera más importancia sería de gran ayuda.
La producción de residuos en España es aproximadamente de 2 kilogramos por habitante al día, cerca del 40 % de esta cantidad es materia orgánica que puede recuperarse y compostarse. Pensar en construir hoy en día grandes compostadores de materia orgánica para gestionar los residuos orgánicos de ciudades es utópico, a la par de costoso y de lento proceso. Separar toneladas y toneladas de basuras para extraer la materia orgánica sería un proceso de locos. Ahora bien, todo cambia si la separación en origen fuera eficiente, pero para eso aún queda camino por recorrer.
El compostaje a gran escala de momento no es viable en nuestra sociedad, hablando de compostaje de residuos orgánicos, ya que las compostadoras existentes recuperan los residuos vegetales de podas y lodos de EDAR. Así que los residuos orgánicos que proceden de viviendas familiares, de todo tipo de industrias o simplemente que acaban en los camiones de la basura tienen dos posibles salidas: acabar siendo incinerados con recuperación de energía o descansar eternamente en vertederos controlados, mezclados con todo tipo de plásticos, metales, maderas…etc.
La naturaleza lleva toda su existencia realizando esta técnica de manera constante, compostar a pequeña escala o a nivel doméstico es un proceso sencillo, económico y respetuoso con el medio ambiente.
La pregunta clave a responder sería: ¿Por qué es importante compostar? Al desarrollar esta técnica estamos revalorizando un residuo y reduciendo el volumen de nuestra bolsa de basura. El compost puede utilizarse para abonar las tierras de cultivo, los jardines y las macetas porque tiene perfectas cualidades fertilizantes y sustituye a los abonos químicos. Aumenta la cantidad de materia orgánica presenta, la capacidad de retener nutrientes y mejora las condiciones físico-químicas del suelo.
A nivel de ciudadano, una de las actuaciones prioritarias en gestión de residuos es la minimización de la generación de residuos. El ciudadano como consumidor puede cambiar algunos hábitos de consumo sencillos y de esta manera reducir los residuos que genera. Hay dos principios que puede seguir para adecuar su comportamiento: disminuir la cantidad de los residuos (Reducir, Reutilizar, Reciclar y Evitar) y facilitar el reciclaje de los residuos producidos (separación en origen). Claramente el compostaje entraría en la parte de reciclar.
Esta comunicación escrita está centrada en el compostaje de residuos orgánicos a nivel doméstico. Se mostrarán los pasos a seguir para poder compostar correctamente, los beneficios, cómo funciona el proceso químicamente y algo muy importante: qué podemos y qué no podemos compostar a nivel doméstico.
Proceso
El proceso de compostaje consiste en la degradación de la materia orgánica mediante su oxidación y la acción de diversos microorganismos presentes en los propios residuos. En presencia de bacterias aerobias la materia orgánica y el oxígeno se van transformando en compost, células nuevas y diversos compuestos como dióxido de carbono, agua, amoníaco, sulfatos y liberación de calor.
El proceso de la descomposición de la materia orgánica dura aproximadamente entre cinco y seis meses, y en dicho periodo se distinguen las siguientes fases: Fase de latencia y crecimiento (tiempo que necesitan los microorganismos para aclimatarse a su nuevo medio y comenzar a multiplicarse. Esta fase suele durar de dos a cuatro días y al final de ella la temperatura alcanza más de 50ºC. El valor de pH se encuentra en torno a 5,5). La Fase termófila (dura entre una semana y dos meses. La temperatura asciende hasta los 70ºC y proliferan todo tipo de microorganismos descomponedores y el pH sube hasta 8,5). La Fase de maduración (Periodo de fermentación lenta, dura hasta tres meses, el pH se estabiliza y aparecen hongos. Se agota la materia orgánica que aporta carbono y disminuye la actividad biológica)
Compostaje doméstico
Todas las personas que producen residuos de jardín tales como hierbas, césped, hojas, etc, tienen la posibilidad de compostar en su domicilio. Una superficie de 3 m² es suficiente para fabricar compost.
A esto se añade el grueso de población que posee en su vivienda un balcón o terraza en el que colocar tiestos con gran cantidad de plantas decorativas y que, por tanto, son susceptibles de usar compost. Este tipo de personas podrían hacer vermicompost, que es otra forma de compostaje que se hace utilizando lombrices rojos de California. Esta técnica permite también obtener un compost de muy buena calidad, pero en condiciones diferentes que el compostaje normal, principalmente la menor necesidad de espacio. Hacer compostaje en el propio domicilio es poco costoso, fácil y no provoca malos olores. Se puede usar el sistema de compostaje doméstico en pilas o diferentes tipos de recipientes. Con la compostadora, el procedimiento es aún más cómodo y fácil. El material estará mucho más resguardado de las inclemencias meteorológicas, evitando así que se reseque o humedezca demasiado el compost, y consiguiendo que mantenga mejor la temperatura. Visualmente también será más agradable.
Preparación del compostador
Los compostadores se pueden comprar o fabricar de forma casera; hay opciones más caras y más baratas; más imaginativos y más estéticos; cada cual tiene su compostador a su medida. Una cuestión importante a la hora de elegir un modelo u otro es el espacio que tengamos en el jardín. Es esencial que quepa bien en el jardín, que podemos trabajarlo bien y que mantengamos sus accesos y entornos limpios. La capacidad del compostador también dependerá de la cantidad de residuos orgánicos que generemos. El objetivo del compostador tiene que ser: Proteger el montón de materiales del agua de la lluvia, a la vez que retener la humedad y el calor interno, cubriéndolo con una tapadera, alfombra vieja o plástico. Tener paredes perforadas por orificios para permitir la entrada de aire, pero que no sean tan grandes como para que entre el agua de lluvia. No debe de tener base para estar en contacto con la tierra del jardín y permitir que los organismos del suelo penetren fácilmente en el montón.
Lugar del compostador
El compostador ha de colocarse sobre la tierra, nunca sobre cemento, asfalto o pavimento, para permitir a los organismos descomponedores presentes en el suelo la colonización del recipiente. Debe situarse en un lugar con sombra en verano y soleado en invierno. En verano, dadas las altas temperaturas presentes, el proceso de compostaje corre el riesgo de paralizarse al perder humedad. Por ello hay que colocarlo en lugar sombreado. En invierno, las características climáticas varían de forma que bajan las temperaturas a tal punto que en período de heladas el proceso se puede detener. Por ello conviene ayudarlo colocándolo en lugar soleado. La ubicación ideal es bajo un árbol de hoja caduca o una pérgola con vegetación que pierda hoja, de forma que esté a la sombra en verano y al sol en invierno. El lugar elegido debe permitir una manipulación y acceso al compostador fácil
lunes, 8 de agosto de 2016
Biomímesis - Mirar y aprender
Biomímesis - Mirar y aprender
He aquí una muestra de estudios en torno al biomimetismo.
En el campo de los materiales encontramos, por ejemplo, una hoja vegetal que inspira a que el CO2 se convierta en un policarbonato biodegradable. O el mejillón que ha inspirado un pegamento para ecosismadera libre de formaldehído.
En el agua, un coleóptero inspira a la captura eficiente del agua de niebla en invernaderos. La fabricación de microchips inspirados en diatomeas.
El transporte siguiendo estrategias de los tiburones, pingüinos, o el conocido Martín pescador en las cabezas tractoras de los trenes de alta velocidad.
En salud, estudiando la piel de cierto tiburón antibacteriana o los tardígrados que almacenan a largo plazo órganos de transplantes.
En la construcción, inspirándonos en la hoja del loto, superficies autolimpiables para pinturas de automóviles, fachadas de edificios y telas, o los conocidos termiteros que inspiraron en Zimbabwe un gran edifico que utiliza los flujos de aire natural sin requerir del aire acondicionado. También los bastones para invidentes inspirados en los murciélagos y un coleóptero cuya estrategia nos ayuda a detectar incendios...
Son solamente algunos casos de los millones, sí millones, de soluciones que los genios de la vida que nos rodean, y que muchos están bajo grave peligro de extinción, nos brindan para solucionar todos los problemas que necesitamos resolver.
¿Vamos a permitir que se extingan?. En Estados Unidos de America se acaba de publicar un informe que asegura que el impacto de la biomimesis en su economía en el horizonte de 2025 será superior a 300 millones de dólares con un gran espectro de áreas de aplicación.
Re-conectémonos con la naturaleza más salvaje y volvamos a sentir y percibir biofilia, amor por la vida, en el sentido más amplio de la palabra como debieron sentir nuestros antepasados homínidos....
viernes, 5 de agosto de 2016
Biomímesis - Biología
Biología, ciencia sostenible
Podemos entender la biomimesis mediante diversas aproximaciones a las
necesidades de encontrar soluciones al desarrollo tecnológico.
Hoy por hoy, nos guste o no, la biología es la única tecnología conocida que es sostenible. Cuanto más conozcamos y apliquetamos mos las soluciones que nos brindan los genios de la vida (la biodiversidad) más sostenibles serán las tecnologías, asegurándonos un futuro limpio y sano (no tóxico), cíclico (no lineal), solar (no dependiente de energías fósiles) y sostenible (perdurable en el tiempo).
La aproximación biomimética alcanza tres niveles. El primero es la imitación de la forma natural. Por ejemplo, podemos imitar los “microganchos” de una pluma de una rapaz nocturna para crear una tela que se abre en cualquier punto de su superficie. O bien, podemos imitar los bordes desgastados alares del búho, que le proporciona su vuelo silencioso.
El segundo nivel, es la imitación de los procesos naturales, o “cómo se hace”. La pluma de la rapaz se auto-ensambla a la temperatura corporal sin pegamentos (toxinas) o altas presiones (energía), sino mediante una química natural. Finalmente en el tercer nivel nos acercamos a los ecosismadera temas naturales. La pluma es parte del ave que a su vez forma parte de un bosque que forma parte de un bioma que forma parte de la biosfera.
De la misma manera, nuestro textil inspirado en la pluma de la rapaz debe ser parte de una economía mayor que trabaja para restaurar, en lugar de agotar la tierra y a sus poblaciones. Si producimos un tejido bio-inspirado mediante la química verde, pero sometemos a los trabajadores a unos regímenes de explotación laboral y distribuimos la mercancía en pesados camiones de combustión que son enviados a largas distancias, no hemos entendido el asunto completo (ver número 08, tercer trimestre 2011, artículo “5 reinos” de esta misma publicación).
Para imitar un sistema natural, se debe preguntar cómo encaja cada producto, dentro de una cadena alimenticia nutritiva para las empresas (ecología industrial), y que pueda ser transportado, vendido, y reabsorbido al final del ciclo de vida en formas no dañinas, celebrando la vida tal y como hace la economía de un bosque.
En la actualidad, esta aproximación no es opcional, es un proceso que asegurará que nuestros hijos y nietos disfruten de las mismas oportunidades de prosperidad y desarrollo. Disponiendo por tanto de buenas calidades de aire, agua, recursos, alimentos, … para ellos y los otros seres vivos con los que compartimos el planeta. Es lo que hacen los buenos vecinos, ¿no?
martes, 2 de agosto de 2016
Biomímesis
“Pregunta al planeta, allí están todas las respuestas...”, este es el consejo ancestral y práctico de Janine Benyus, la creadora del termino biomimesis, acuñado hace un par de décadas pero tan
viejo como la vida en la Tierra. La historia natural es una inagotable fuente de sabiduría y, aunque los conocimientos de la biología se duplican cada cinco años, no hemos hecho más que empezar a catalogar los seres vivos y sus infinitas estrategias.
Definición compleja
A la biomimesis, también conocida como biomimética, no es fácil definirla. No se trata de copiar lo que la naturaleza lleva millones de años haciendo.
Podemos aproximar el concepto a “una consciente emulación inspirada por la naturaleza de las soluciones innovadoras que nos brinda y que hemos de saber dónde aplicar”. No se plantea qué podemos extraer de los organismos y de sus ecosistemas, sino qué podemos aprender de ellos. En este nuevo modelo, los biólogos son nuestros “ojos” y los innovadores (los diseñadores industriales, los químicos, los arquitectos o los urbanistas) son nuestras “manos” para encontrar las soluciones que tanto necesitamos en un momento crítico como estamos atravesando en la actualidad. Pura innovación sostenible, más allá de la biónica o de la bioutilización, e incluso de la bioasistencia.
Lamentablemente, mi experiencia es que muchos colectivos aún no perciben los numerosos problemas que nos asolan y que requieren solución en un modelo que cada vez se nos muestra mas obsoleto: inmensas cantidades de basura generada; longevidad de muchos materiales y productos que superan con creces la etapa de uso; tóxicos que ya son trasmitidos vía materna a través de la placenta y la lactancia; bioacumulación de disruptores endocrinos, metales pesados hallados en poblaciones humanas lejanas como los inuit o en transporespecies que habitan ecosistemas remotos como la selva amazónica o las profundidades marinas…
Demasiado para no ser tenido en cuenta. Además, para agravar el asunto, nuestros hijos y nietos van a heredar lo quieran o no muchas de las consecuencias de lo que venimos denominando “progreso”. Esto es simplemente insostenibilidad, o la incapacidad de emplear un sistema que nos asegure cierto grado de permanencia en esta nave que ha perdido las instrucciones y en la que se ha roto el termostato…
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